El ser integro y estoico es una manifestación de un ser capaz de resistir embates emocionales que pudiesen enviarlo a la ruina física y mental. Sin embargo; existe un reflejo virtual pero imposible de controlar llamado: LA TRISTESA y la FELICIDAD DEL ALMA. Brota como un impulso autónomo poniendo de manifiesto inconscientemente la existencia de algo interno a nivel espiritual y que el medio ambiente percibe llenándose de alegría o de temor.
EL ALMA LLORA!... Por muy estoico que resulte un hombre o una mujer; las lágrimas salen físicamente como una herida que supura, drenando un dolor reprimido que asfixia al que lo padece. La mirada es triste y los ojos tienen agua continuamente. Es una lucha cruenta entre el ego y el yo; en donde el único perdedor es el que la vive.
Cuando hay alegría y satisfacción en un individuo; también lo hay en su entorno y no lo podrá ocultar; también se manifiesta en su mirada y actitudes. ¡EL ALMA RIE! a carcajadas coqueteando con la vida.